Está claro que es necesario trabajar en nuestro comportamiento y exigirnos a nosotros mismos, pero hay personas que se extralimitan en esto. Mientras algunos analizan sus puntos débiles e buscan maneras de mejorar, otros se obsesionan con el hábito de culparse a sí mismos por todo lo malo que les ocurre.
Dejar de culparse por todas las cosas malas que le ocurren a uno mismo es fundamental para mejorar en bienestar pero de forma saludable. Si se vuelve un hábito se convertirá en un círculo vicioso en el que el pesimismo y la expectativa de fracaso hacen que no se pueda mejorar.
1. Disminuye la importancia de la culpa
Incluso si uno mismo es responsable de lo ocurrido, esto no significa que la culpa tenga que tenernos sumidos en la desgracia indefinidamente. La única utilidad de este sentimiento es hacer que el recuerdo de esa experiencia negativa perdure en el tiempo y nos lleve a evitar cometer el mismo error. Si conseguimos aprender la lección, los motivos para seguir martirizándose no tienen razón de ser. En otras palabras, la culpa no es una condena: es un factor de aprendizaje.
Más allá de lo que uno mismo desearía, es evidente que toda persona tiene sus imperfecciones.
En la biblia, Pablo se goza en sus debilidades (1 Corintios 12) "Una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. 8Tres veces rogué al Señor que me la quitara; 9pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. 10Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte."
Si pudiéramos mágicamente quitarnos las debilidades estaríamos renunciando a que el poder de Cristo permanezca en nosotros y nos use.
3. Reflexiona sobre tu relación con el entorno
Las personas que acostumbran a culparse por todo acostumbran a mantener un perfil bajo en sus relaciones sociales. Eso significa que se sienten “desvalidos” que viven a costa de la buena voluntad y las virtudes de los otros, y adoptan roles de sumisión de manera espontánea.
Iniciar decididamente a fortalecer las relaciones sociales es vital.
Ya intentaste trabajar fuertemente en dejar de culparte, ya has intentado de diferentes maneras acercarte a Dios para que él trabaje en tu corazón y aún es un tema dificil para ti. Entonces, es momento para pedir ayuda psicológica. Nosotros tenemos profesionales especialistas que te guiarán para fortalecer tu fe y sanar tu corazón de la culpa.
Sindy Paz
12/12/2023